John M. Ackerman
La Constitución de 1917 sigue siendo un importante obstáculo para la plena consolidación del proyecto de neoliberalismo autoritario del PRIANRD. Aún después de la andanada de contra-reformas impulsadas por Enrique Peña Nieto y el Pacto por México, se mantiene incólume el carácter subversivo de gran parte del texto de nuestra Carta Magna. Si bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no es de ninguna manera un documento perfecto, sigue siendo más un aliado que un adversario para las luchas populares. No es hora para llamar a un nuevo constituyente, una acción que en la coyuntura actual podría poner en riesgo importantes conquistas sociales, sino que es preciso organizarnos para defender lo que todavía queda del legado de la gran Revolución Mexicana.
Hace algunos meses, en el debate con Enrique Krauze en estas mismas páginas, ya expusimos porque la Constitución y la Revolución Mexicana son hoy más relevantes y “modernas” que nunca. De acuerdo con el texto constitucional, el Estado mexicano cuenta con la obligación de garantizar a absolutamente todos los ciudadanos, y en condiciones igualitarias, el acceso a techo, tierra, trabajo, salud, alimentación, agua, cultura, información, medio ambiente y educación de calidad. Asimismo, aún después de la contra-reforma energética, el artículo 27 de la Constitución mantiene su concepto claramente anti-neoliberal de la propiedad privada al señalar que todas las tierras y aguas “corresponden originariamente a la Nación”. Este artículo también impone importantes límites a la acumulación de tierras y riquezas por unos cuantos.
Las reformas peñistas todavía no han trastocado el espíritu profundamente social de la Constitución mexicana. Asimismo, se mantienen intactos grandes instituciones públicas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y toda la red de universidades, centros de salud y centros comunitarios públicos en el país. También siguen en la brega medios de comunicación independientes como la Revista Proceso, el diario La Jornada y los programas de radio y de televisión de valientes periodistas como Carmen Aristegui. No todos los países cuentan con aliados mediáticos tan importantes para el desarrollo de la conciencia ciudadana. Definitivamente, no todo está perdido.
Sin embargo, si no surge pronto una reacción social coordinada y contundente a las contra-reformas peñistas, inevitablemente iremos perdiendo progresivamente las pocas instituciones y medios que todavía reflejan el sentir popular. En 2013 el ciclo histórico de subdesarrollo neoliberal llegó a su climax. 2014 podría ser el año en que se consolida la derrota de la izquierda o el momento en que se siembran las semillas para un nuevo amanecer. Todo dependerá de la acción ciudadana.
El próximo 5 de febrero, en el 97 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, Peña Nieto encabezará una pomposa ceremonia, muy probablemente en Querétaro, con el fin de aparentar su supuesto compromiso con el espíritu de la Carta Magna. Escucharemos los mismos discursos vacíos y veremos las mismas sonrisas falsas de siempre. Todo será una gran cortina de humo para intentar tapar la inmundicia de la reforma energética.
En contraste con esta escenografía hipócrita y artificial, el mismo 5 de febrero también se instalará en la Ciudad de México un nuevo “Congreso Popular” (véase: www.congresopopular.org) que busca dar cauce a la enorme indignación social, articular la esperanza ciudadana y hacer valer la soberanía popular plasmada en el artículo 39 de la Constitución. Urge generar nuevas formas para ejercer la protesta y exigir el respeto a nuestros derechos humanos y sociales.
El poder político no reside en los jardines de Los Pinos o en las paredes del Palacio Nacional, sino en las mentes, los corazones y las acciones de todos y cada uno de los ciudadanos. La legitimidad de la clase política y de los gobernantes no surge espontáneamente de los cargos que ocupan o de los decorosos salarios que reciben, sino del reconocimiento por la sociedad de que tendrían el derecho a ejercer el poder en su nombre.
La toma del poder por medio de las armas no es entonces la única forma para generar un contexto revolucionario. Puede lograr el mismo fin la construcción de nuevos y dinámicos espacios ciudadanos que fomentan el pensamiento crítico y retan directamente a la narrativa y la práctica de la dominación política . Al desenmascarar y desplazar las instituciones realmente existentes, este tipo de iniciativas puede tener grandes éxitos sin disparar una sola bala.
El año pasado el Congreso de la Unión retornó a su antiguo estado de “levantadedos” con respecto a las iniciativas del Presidente de la República y de los presidentes de los partidos políticos. Se evidenció como una institución inútil para canalizar la voz y las causas populares.
Frente a tal derrumbe de la institucionalidad democrática, urge generar nuevos espacios para la defensa de nuestra Constitución. El “Congreso Popular” es una de muchas iniciativas nuevas que tendrán que surgir desde la sociedad para abonar a la esperanza y ayudar a los ciudadanos a darse cuenta de su enorme poder y capacidad para influir en el devenir de la historia nacional.
Twitter: @JohnMAckerman
(C) John M. Ackerman, todos los derechos reservados.
(Publicado en Revista Proceso, No. 1943)
(C) John M. Ackerman, todos los derechos reservados.
(Publicado en Revista Proceso, No. 1943)
Ciertamente en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos quedan salvaguardadas las garantías sociales y el 27 conserva el texto del origen de la propiedad, además se conserva el artículo 39 pero las obligaciones con la sociedad establecidas en la Constitución han sido letra muerta.
ResponderBorrarCiertamente se conservan instituciones como la UNAM... y contamos con espacios como el de Aristegui y La Jornada, pero con las reformas hechas al 123, al 27 desde Salinas y todas las reformas realizadas en los últimos 25 años, resulta un galimatías, lleno de trampas y resquicios inimaginables, a partir de los cuales la oligarquía estará dando pasos para privatizar al IMSS, IISSSTE, UNAM y colocar a esas instituciones en situación similar a Pemex.
Convocar a la instalación de un nuevo Constituyente, no significa iniciar la lucha armada, sino la estructuración de una Constitución como un proyecto de nación claro y preciso en torno al cual se organice el pueblo para su implantación, conservando de la actual las ventajas que se pretende defender.
Yo entiendo que el Congreso Popular tiene la finalidad de encontrar nuevos mecanismos para, concientizar a las mayorías del pueblo y en un momento dado revertir las reformas anticonstitucionales, pero es necesario indicar un objetivo de miras altas que lleve a la democracia mexicana a iniciar un cambio verdadero.
A final de cuentas la sociedad no está dispuesta a defender un sistema de gobierno que en 97 años no ha sido capaz de acercarse a los ideales revolucionarios o a los Sentimientos de La Nación.
Definitivamente urge generar nuevos espacios desde la sociedad civil organizada con medidas que den sentido y coherencia a la resistencia inteligente que propones respetado Doctor John A. Ackerman. Mi pregunta reside en cómo puedo apuntalar esas acciones colectivas con mi participación cívica. Los ciudadanos que no poseemos el intelecto ni el poder de convocatoria para emprender los proyectos relevantes, pero que queremos participar como actores de cambio y que repudiamos las contrarreformas, qué debemos hacer? Quiero luchar por legar a mis hijos un mejor país. Muchas gracias por despertarnos el coraje y visualizar el camino de la indignación como ruta viable de lucha.
ResponderBorrarMi opinion es similar a la tuya Pedro, quiero participar pero a veces no se por donde empezar, no hablo de convocar porque es dificil sino de apoyar desde aca, desde fuera, ya que la responsabilidad familiar no permite como quisiera, una participacion activa
BorrarHe trabajado los últimos meses en crear un programa encaminado a combatir la pobreza extrema, disminuir la delincuencia, fomentar el desarrollo en comunidades, crear fuentes trabajo, todo esto de la mano de una reforma energética y educativa simple. Y la fuerza de este plan radica en lo que mencionas: la participación ciudadana en el cambio. Difiero contigo porque creo que todas las personas tienen el intelecto aunque diferentes conocimientos y formación. Lo que necesitamos ahora es la voluntad y un poco de tiempo para que el progreso, en todas las areas, pueda darse.
BorrarSi es posible, será una propuesta para el Congreso Popular solo hay que ver cuales lineamientos se van a seguir para la atención a las iniciativas. Si no se puede llegar a eso de cualquier manera es algo que iniciaré el proximo mes y entonces si sera necesaria la ayuda de muchas personas como ustedes, como nosotros, porque requiere grupos de trabajo, organización, enlace con los estados, preparación de materiales, comunicación, etc. Todos tenemos habilidades especificas que podemos poner al servicio de nuestro país, todas las tareas son indispensables.
Quienes sean seleccionados tendrán la responsabilidad de representar a los demas ciudadanos pero llevando las virtudes y la voluntad al nivel que require el nombramiento, seguir lo que establece la Constitución, apegarse a los Derechos Humanos universales, etc. Coordinar lo que sea necesario para que el Congreso Popular funcione y logre lo que los políticos actuales no tienen la capacidad de lograr, no sera posible sin el apoyo de todos.
he leído que pegando le a los pilares de un gobierno ahí radica debilitar lo. Medios masivos de comunicación dejar de oírlos y de verlos haber quien paga publicidad.
BorrarJohn cuenta con mi apoyo incondicional, dinos que sigue, que hay que empezar a hacer, Mexico es una tierra hermosa y desde independencia y revolucion hemos tenido el error de seguir poniendo a una clase politica que conciente de nuestra ignorancia se aprovecho para gobernarnos, no creo que en mexico no haya personas capaces y sobre todo comprometidas con mexico para llevar a este pais , no al primer mundo eso es algo esnobista, sino a un estado de paz social y de igualdad en todos sentidos, economico pero tambien de conciencia, Mi apoyo para el Congreso Popular.
ResponderBorrarPedro Carbajal....Entre todo lo que dices, hay algo muy importante que la sociedad necesita saber. EL COMO? Que podemos hacer los que estamos lejos? Como registrarnos? Quiero participar en este Congreso Popular. El Dr. Ackerman ha sido un constante luchador. Su voz y su letra me entusiasman. He visto como Mexico se ha sumido mas en la pobreza y no saldra de ella ni de otros problemas terribles que ahora tenemos, si no se hace algo contundente. Este Congreso Popular es lo mejor que nos estan proporcioando. Veremos si podemos cambiar las cosas, PARTICIPANDO TODOS!!
ResponderBorrarEl primer paso para el despertar de conciencias, es difundir este tipo de información. ¿Que estamos haciendo al respecto?
ResponderBorrarel CONGRESO POPULAR,es el regreso del GOBIERNO al PUEBLO,de manera que habrá de fijarse en esta APERTURA SOCIAL del 5 de febrero prox. El sistema a seguir encaminado a restañart el tejido SOCIAL
ResponderBorrarCierto que no todos somos hábiles para organizar. Importa reconocer en qué radica nuestra habilidad para contribuir al cambio que queremos. Empecemos por aceptar que sin cambio personal no hay cambio social. Es decir, queremos respeto a las leyes de parte de quienes nos gobiernan. ¿Lo hacemos nosotros? Participar en las iniciativas ciudadanas exige ese compromiso. Con el ejercicio de nuestro derecho a ser ciudadanos de verdad aprenderemos las formas personales de mejor participación para mejorar el país que nos pertenece.
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